sábado, 19 de octubre de 2019



CONGRESO DE LAICOS
PROPUESTAS DIOCESANAS

PRIPUESTAS DIOCESANAS

I. Reconocer es lo primero: identidad de la Iglesia, momento social y eclesial que vivimos
1. FORTALEZAS: ¿Qué aspectos positivos observamos en nosotros mismos y en nuestro entorno que nos indican que estamos en el camino hacia la tarea de ser una Iglesia misionera?
1.    Creemos en la eficacia y necesidad del Evangelio. En la importancia de la Palabra de Dios y su proyección en la vida.
2.    En nuestra diócesis contamos con un buen número de movimientos y asociaciones laicales que fomentan el laicado asociado y el compromiso cristiano.
3.    Valoramos la creación en los últimos años -aunque ya estaban propuestos por el Sínodo diocesano- de grupos de reflexión en la parroquias.
4.    El interés por la formación manifestado siempre en todos los foros, así como la respuesta diocesana con la creación de nuevos centros diocesanos de formación: Ágora, Aula de Teología para Laicos, Escuela de Evangelización…
5.    Una creciente preocupación por la situación de las personas más pobres o excluidas, manifestado en los diversos objetivos propuestos en sucesivas programaciones pastorales de los últimos años
6.    La insistencia en la corresponsabilidad y compromiso como bautizados.
2. DEBILIDADES: ¿Qué dificultades hemos de superar aún en nuestra Iglesia?
1.    Se sigue manteniendo un excesivo clericalismo.
2.    El individualismo, propio de nuestra sociedad, está afectando a nuestras comunidades cristianas.
3.    El debilitamiento de muchas instituciones de la Iglesia: contamos con numerosos movimientos y asociaciones pero algunos de ellos ya muy debilitados en personas y actividad.
4.    Una falta de coherencia entre los que decimos, o proponemos, o criticamos, y nuestros compromisos van por otro lado… Pesa demasiado la rutina, la comodidad o la dejadez…
5.    Una seria dificultad, que hay que superar lo antes posible, es la lentitud y tibieza con la que se está tratando el papel de la mujer en la Iglesia.
6.    Hay falta de entendimiento, respeto y comunión entre diferentes movimientos eclesiales. Es necesario dar respuestas comunitarias a los problemas actuales.
3. CONTEXTO: ¿Qué signos positivos y negativos encontramos en el mundo de hoy y son una llamada para las comunidades cristianas?
 POSITIVOS
1.      Una creciente preocupación por cuidado de la naturaleza, de la Creación
2.      Valoración de la dignidad de toda persona, sin distinción de sexo, cultura, nivel económico…
3.      La realidad del voluntariado que es muy amplia y que asume diversas formas de compromiso en favor del logro y el respeto a los derechos humanos.
4.      Con el papa Francisco  parece que soplan aires nuevos de renovación que son apreciados y valorados por la sociedad en general.

NEGATIVOS
1.      La cultura del todo vale y el creciente relativismo
2.      Nuestra intolerancia, llevándonos con demasiada frecuencia a mirar para otro lado, lo que rebaja nuestro compromiso
3.      La poca valoración social de lo religioso y de su aportación positiva a la sociedad; sobre todo en la promoción de la paz y la defensa de los más débiles.
4.      Cambio de valores: El incremento de la violencia, de las desigualdades, de la agresión a la naturaleza, del individualismo.
5.      La Poca comunicación y unión que en la Iglesia impide remar juntos y en la misma dirección: sacerdotes, religiosos y laicos.
6.     Falta de compromiso ante todo lo que signifique atadura

II. Interpretar a la luz del Espíritu: fortalecer una antropología laical y avanzar en una eclesiología misionera.
4. OBSTÁCULOS: ¿Qué obstáculos encontramos para la vivencia plena de nuestra vocación?
1.    La comodidad y el materialismo propio de nuestra sociedad
2.    Dejarnos llevar por la cultura dominante que potencia valores como el individualismo, el consumismo y la competitividad que prioriza la economía y la productividad.
3.    La poca formación, vivimos de rentas… Poco interés real en la actualización y formación teológica
4.    El que seamos partícipes de una sociedad en cambio, que no se quiere compromiso ni ataduras: ¡no bautismo, no hijos, no matrimonio!
5.    Se ha perdido la conciencia de pecado y de la necesidad de conversión y renovación personal y comunitaria.
5. PROCESOS: ¿Qué procesos hemos de impulsar para cumplir con la misión a la que estamos llamados?
1.      El de la formación a todos los niveles para “dar razón de nuestra fe”
2.      El de la conversión personal y encuentro con Cristo, para tomar conciencia de que somos enviados.
3.      El de la erradicación del individualismo, la competitividad, la autocomplacencia…
4.      El del cambio de actitudes a favor de la apertura, escucha activa, la solidaridad, la confianza en el otro y la tolerancia: ¡Que no queden solo en bellas palabras muy manoseadas y poco trabajadas!
5.    El de poner a  la persona como lo prioritario, sobre todo a las más empobrecidas y excluidas.
6. RESPUESTAS: ¿Cómo responder y afrontar los desafíos que nos plantean las respuestas a las dos anteriores preguntas?
1.      Desde la formación y vivencia fuertemente comunitaria, para una convergencia frente a los individualismos
2.      Con un mayor acercamiento a la figura de Jesús, mediante los sacramentos y la oración.
3.      Profundizando en el conocimiento y vivencia del Evangelio con espíritu de servicio y como propuesta de renovación para nuestra sociedad.
4.      Buscando caminos de renovación a la luz de Encíclicas, Cartas Pastorales, D.S.I.
5.      Desde la propuesta de una Eclesiología comunitaria para que seamos realmente Pueblo de Dios en salida
6.      Dejándonos guiar, como nos indicaba el Concilio Vaticano II y como está proponiendo el papa Francisco, por el Espíritu: hay que estar más atentos y receptivos a su inspiración.
7.    Sintiéndonos corresponsables en la Iglesia y comprometidos e implicados en la tarea misionera y pastoral

III. Elegir caminos de resurrección: sinodalidad, misión, cotidianidad y formación.
7. CAUCES DE CRECIMIENTO: ¿Qué cauces debemos potenciar para crecer personalmente y en la vida comunitaria?
1.      Tomando conciencia de la responsabilidad laical que nace de nuestro Bautismo y la Confirmación, renovando la llamada a la santidad como vocación común para todos.
2.      Cuidando la relación personal y comunitaria con Cristo, el Maestro.
3.      Promoviendo y cuidando las relaciones con todos para estimular la participación y la corresponsabilidad.
4.      Partiendo del principio de que todos somos necesarios, en un clima positivo de igualdad y respeto,
5.      Fomentando la participación en todas las actividades y planes de nuestra diócesis y nuestras parroquias,
6.    Potenciando la sinodalidad, como senda para caminar juntos, y el discernimiento comunitario, ante los nuevos retos que presenta nuestra sociedad.

8. CORRESPONSABILIDAD ECLESIAL: ¿Qué podemos hacer para impulsar nuestra corresponsabilidad en los órganos de participación eclesial (Consejos de Pastoral, Consejos de Asuntos Económicos, Consejos de Laicos…)?
1.      Potenciado en todos los bautizados la disponibilidad y formación para aquello que el Espíritu quiera guiar a cada uno.
2.      Dejando atrás el sentir de que no es cosa nuestra, todos somos necesarios y corresponsables en la misma misión.
3.      Superando clericalismos para que valore a los como miembros comprometidos y activos en la Iglesia.
4.      Dando paso a la juventud, para que aporte renovación y una visión más actualizada y realista de la sociedad.
5.      Profundizando en la definición de la Iglesia como Pueblo de Dios.
6.      Potenciando órganos de participación eclesial. Es necesario el sentido democrático y participativo en la Iglesia.
7.    Compartiendo los talentos que  hemos recibido
9. RESPONSABILIDAD SOCIAL:
¿Qué responsabilidades hemos de asumir como laicos para estar más comprometidos en el mundo (política, educación, familia…)?
1.      Viviendo nuestra fe y ofreciendo nuestro testimonio creyente en todos nuestros ambientes.
2.      Ayudando a nuestra sociedad a descubrir y a vivir la verdadera naturaleza del amor humano y de la familia
3.      Potenciando el testimonio personal de la alegría de la fe, intentando hacer bien el bien y siempre con humildad y espíritu de servicio.
4.      Superando complejos disyuntivas: vivir nuestra fe en coherencia de vida.
5.       Integrándonos plenamente y participando en los distintos ámbitos donde nos movemos.
6.       Favoreciendo la vocación particular de servidor cristiano de la sociedad desde el ejercicio de la política o el sindicalismo.
7.       Promoviendo en el ámbito propio de la enseñanza una educación integradora rica en valores humanos y cristianos.
8.       Valorando y colaborando plenamente con los organismos de la Iglesia dedicados a la promoción social y la caridad.

Vigo, 19 de octubre de 2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario